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El ataurique como elemento de decoración

Ya sabéis que uno de nuestros objetivos desde el inicio de nuestro taller fue la recuperación de las técnicas y del esplendor del trabajo sobre cuero que hizo de Córdoba centro referente en calidad y diseño desde la época califal del siglo X al XVIII. Su esplendor no sólo se extendió por Al-Andalus sino a Europa occidental e incluso al continente americano con las rutas comerciales de las colonias españolas.

En parte por este motivo y en parte por su innegable belleza, algunos de nuestros diseños, han tenido como fuente de inspiración los elementos y patrones hispanoárabes.

Hemos reproducido imágenes del interior de la Mezquita de Córdoba, del salón de Abd Al-Rahman III en Madinat Al-Zahra o del Cervatillo de la ciudad palatina. Pero hemos ido más allá y algunas de nuestras colecciones están inspiradas en elementos de la decoración omeya. 

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Hoy queremos dedicar este pequeño espacio a acercaros uno de esos elementos presentes en nuestro taller, el “Ataurique”.

Ese es el término con el que se denomina a la decoración vegetal sobre piedra, estuco, marfil, madera y por supuesto, sobre cuero. Cierto es que proviene de una palabra árabe “tawriq”, que significa hojarasca o follaje, y que se relaciona casi exclusivamente con el arte hispano-musulmán, pero son patrones que habían sido utilizados por otras culturas como la griega, la clásico-romana, la siria o la bizantina, como símbolos de poder y prosperidad.

Su uso en la Córdoba Omeya y en general en el arte Hispano-musulmán, responde precisamente al eclecticismo de esta cultura. Supieron valorar esos símbolos de aquellos que conquistaban y los incorporaron a su lenguaje decorativo, haciéndolos “suyos” mediante el desarrollo y evolución de técnicas y patrones propios. Por este motivo, el ataurique aparece sobretodo en zonas protocolarias y ligadas a la figura del Califa.

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El estilo del ataurique varía dependiendo del espacio que decore. En la arquitectura civil de Madinat Al-Zahra se distribuye por toda la superficie interior y exterior de muros, jambas, frisos, o las dovelas de los arcos. Lo mismo ocurre en las artes decorativas en marfil y madera, cubiertas casi por completo por la trama vegetal tupida y naturalista. Suelen representarse ramilletes de tradición abbasi, hojas de acanto, palmetas, piñas, flores de loto y según los últimos estudios el iris, flor ligada a la figura del príncipe.

Por su parte en la arquitectura religiosa, el ataurique suelen estar reservado a la zona del Mihrab y la Maqsura, siendo además más austero y de líneas menos naturalistas y más abstractas.

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Nosotros apreciamos la belleza de estos atauriques y hemos hecho piezas únicas, patrones y diseños para nuestros cuadros y tapices, para baules y cofres. Han sido protagonistas en algunas colecciones de bolsos y complementos del hogar.

En definitiva, los hemos incorporado a nuestro propio lenguaje para acercarlo a todos.

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